Informe de Transparencia Venezuela revela que, entre 2001 y 2022, se establecieron 255 formas de intercambio en sectores clave, como defensa, hidrocarburos, agroindustria, minería y turismo, con un marcado ventajismo para Rusia, cuyos resultados no se tradujeron en bienestar para los venezolanos

Transparencia Venezuela, 11 de septiembre de 2022. Como resultado del seguimiento realizado por Transparencia Venezuela al flujo de capitales corrosivos, provenientes de países con sistemas no democráticos, se logró identificar cómo estas alianzas sirvieron para explotar y aumentar las debilidades institucionales internas, alimentar la corrupción y contribuir con la deriva autoritaria del gobierno, sin que tales acuerdos se tradujeran en desarrollo ni en bienestar para la sociedad venezolana.

Desde los tiempos de Hugo Chávez y durante el mandato de Nicolás Maduro, Venezuela ha hecho esfuerzos por estrechar los vínculos con Cuba, China y Rusia, y ha dado apoyo a líderes y partidos de izquierda en América Latina y el Caribe. Recientes informes de la organización pusieron el foco en el intercambio con China, que se dio en medio de la bonanza petrolera y produjo centenares de acuerdos, préstamos e inversiones en proyectos, que quedaron a medias o no se concretaron, y comprometieron la producción petrolera al pago de la deuda contraída con el gigante asiático.

En esta oportunidad, Transparencia Venezuela presenta Acuerdos con Rusia, alianza geopolítica, investigación que revela cómo, a diferencia de los negocios establecidos con China, la relación bilateral Rusia-Venezuela ha hecho énfasis en las inversiones, más que en los préstamos; especialmente en sectores clave como hidrocarburos, defensa, y servicios financieros. Sin embargo, hay similitudes en el efecto corrosivo de este flujo de fondos para la institucionalidad democrática y el desempeño económico, a lo que se suma la tensa situación geopolítica, tras la invasión a Ucrania, de resultados inciertos para nuestro país.

Desde el año 2000, con la llegada de Vladimir Putin al poder, la política exterior rusa adquirió dinamismo en busca de recuperar para el país un lugar en un nuevo orden multipolar, lo que coincidió con los esfuerzos de Hugo Chávez de establecer vínculos con naciones ideológicamente afines. Esto allanó el camino para realizar negocios en los sectores de hidrocarburos y defensa, y establecer acuerdos de cooperación en el escenario internacional.

Se movilizaron fondos por inversiones y préstamos de al menos $34.070 millones, así como intercambios comerciales más modestos estimados en 12.600 millones de dólares (2000-2019). Aunque oficialmente no ha habido préstamos de Rusia desde 2017 ni inversiones desde 2018, la relación se volcó al apoyo mutuo en distintos ámbitos.

Relaciones peligrosas

A los efectos de la investigación, se considera como capital corrosivo al flujo de fondos, en su mayoría provenientes de Estados autoritarios, que son el resultado de acuerdos opacos, que aprovechan vacíos legales y brechas de gobernanza del país receptor para instaurar relaciones asimétricas, socavar la institucionalidad y favorecer intereses particulares, económicos y geopolíticos, en detrimento del bienestar social.

En este contexto, las estrategias de la política exterior rusa con respecto a América Latina encontraron un nicho en su vínculo con el gobierno venezolano, pues no solo le  permitió la entrada con ventajas al negocio de hidrocarburos y aumentar su participación como oferente de equipamientos bélicos en la región, sino que luego de las sanciones impuestas al gobierno de Venezuela, logró beneficios con la triangulación de la comercialización del petróleo.

Estos intercambios económicos y diplomáticos encuadran con fórmulas corrosivas. La mayoría de los préstamos se destinaron a la compra de equipamiento bélico convenido en acuerdos confidenciales, sin licitaciones, al margen de las instancias formales de control, atados a compras de material obsoleto, y Rusia no cumplió con las entregas oportunas. Las inversiones en tres proyectos de defensa tienen 13 años de retraso y no se ha abierto investigación por la presunta pérdida patrimonial de más de 764 millones de dólares. La opacidad, el ventajismo jurídico, la inmunidad frente a los órganos de control y las ineficiencias también se observaron en los proyectos conjuntos de hidrocarburos, vivienda, minería y agroalimentarios. 

De acuerdo con el informe, las alianzas diplomáticas ocurrieron en momentos críticos para ambos países, favoreciendo el sostenimiento del gobierno de Nicolás Maduro a través del esquema de evasión de sanciones. En tanto que el gobierno de Venezuela ha dado apoyo decidido ante las acciones de Rusia frente a Georgia en 2008, la invasión a Crimea en 2014 y a Ucrania en 2022.

En conclusión, los gobiernos de Rusia y Venezuela comparten un modelo en el que hay mutua colaboración en los negocios para extraer recursos públicos, pero mucho más significativa es la alianza geopolítica en la que prevalecen los intereses del gobierno ruso.

En datos

En el marco de la investigación sobre las relaciones entre Venezuela y Rusia, Transparencia Venezuela actualizó la base de datos: Acuerdos Venezuela – Rusiapublicada en Vendata, hasta febrero de 2022, última fecha en la que se produjeron acuerdos entre ambas naciones, con ocasión de la Comisión Intergubernamental de Alto Nivel (CIAN).

Desde entonces, aunque ha habido al menos cuatro reuniones oficiales entre autoridades de Venezuela y Rusia, no se han anunciado nuevos acuerdos, sino la ratificación de alianzas, apoyo mutuo y la intencionalidad de cumplir varios compromisos anteriores.

 

La base de datos pasó de 174 a 255 registros, además, se complementó información de intercambios previos y se incorporaron nuevas variables de datos, como, por ejemplo, proyectos y adquisiciones financiados por Fonden.  

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