Por Carmen Victoria Inojosa
Morón advierte del daño y deterioro ambiental provocado en los últimos años con la construcción de grandes hoteles y planes turísticos en La Tortuga, Los Roques, Mochima o el Parque Nacional Canaima, como parte del llamado Motor Turismo. Pero va más allá, teme que estos negocios “solo van a enriquecer a empresas o a servir para el lavado de dinero”.
Enfatiza en que el hecho de que no se hagan estudios de impacto ambiental, o de que no exista transparencia en estos proyectos, es una forma de corrupción:
En medio de la crisis ambiental en Venezuela, ¿cuál ha sido el rol de las universidades en esta área?
Por un lado, la desvinculación del Estado y, por otro, la pérdida de capacidad de las universidades en investigación ambiental. ¿Quién asume y hace frente a la situación?
Considerando eso, ¿cuál es la situación de las estaciones experimentales y biológicas de las universidades? ¿Cuáles de las que fueron muy activas en el pasado, por ejemplo, han cerrado o no están funcionando?
Ante la falta de transparencia, investigar es más necesario que nunca. ¿Pero entonces cuál es la capacidad real de las universidades para levantar información sobre especies amenazadas, ríos, aguas contaminadas, explotación forestal y toda la actividad minera?
Usted habla de investigar “sin hacer tanto ruido”. ¿Qué tan arriesgado resulta para los investigadores hacer estudios ambientales en el país?
Ante la ruptura entre el Estado y las universidades, ¿cuál es el nivel de incidencia de las universidades en las políticas públicas ambientales?
Es decir, no prevalece la rigurosidad de la investigación científica sino lo político.
¿Ustedes han solicitado información al Estado, por ejemplo, sobre cómo se otorgan las licencias para la construcción de grandes hoteles en los parques y si hubo estudios de impacto ambiental?
Entre Cuare y Morrocoy le dieron permiso a otra empresa para construir un hotel y hacer unos canales en las zonas de los manglares. Para esto también se levantaron informes técnicos que se llevaron al ministerio. Eso todavía está en discusión, pero igual siguió la construcción. No hay interés en conocer el punto de vista científico, los efectos de todas estas construcciones, ni los efectos de un turismo de alto nivel en esas zonas de gran riqueza ecológica. Entonces, uno de los grandes miedos, además de la destrucción y el deterioro ambiental, es que sean negocios que solo van a enriquecer a empresas o que van a servir también de lavado de dinero.
¿Y en qué medida ustedes como investigadores tienen un espacio para documentar o denunciar estos hechos de corrupción relacionados con el ambiente?
¿Qué ejemplos hay de hechos de corrupción que afectan al ambiente? ¿Cómo un ciudadano puede identificar que un caso ambiental puede estar relacionado con un hecho de corrupción?
Con estos daños ambientales de los últimos años, ¿cuál debería ser la respuesta de la comunidad internacional?
Ya que menciona a algunos actores, ¿quiénes han sido o son los responsables de los riesgos y casos de corrupción vinculados a los daños ambientales?
Las autoridades, tanto de Inparques (Instituto Nacional de Parques) como del Ministerio de Ecosocialismo, son los primeros responsables, al ser quienes otorgan los permisos. Es donde se inicia la corrupción. En el caso de los derrames petroleros, es Pdvsa (Petróleos de Venezuela). En el caso del Arco Minero, por un lado, tienes al Ministerio de Energía y al Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico. Pero como la minería requiere combustible y de ciertas condiciones que pueden otorgar otros agentes del Estado, como la Guardia Nacional y el Ejército, las Fuerzas Armadas. El responsable de cómo llega la gasolina a las minas son las Fuerzas Armadas. El traslado de la gasolina por los ríos, ahí tiene que estar vinculada la Naval, entonces, por omisión o por el hecho de darle permiso.
Fotos: Mairet Chourio y archivo