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 Foto de El Impulso

Las Sábilas, comunidad urbana ubicada al norte de la ciudad de Barquisimeto fue – junto a la comunidad Alí Primera-, uno de los dos asentamientos donde entraron los cuerpos de seguridad en el marco del inicio de las OLP en el estado Lara.

El Diario La Prensa del día 11 de agosto de 2015, reporta que 1.640 funcionarios  detuvieron a 19 personas,  recuperaron 16 vehículos y 6 motos, 4 armas, visitaron 1600 viviendas de las 4.000 que hay en el sector e incautaron 72 envoltorios de droga.

Ningún delincuente cabecilla de grupo, jefe de banda, de esos que representan real peligro para los habitantes de la zona, fue apresado: el “pitazo” había llegado a Las Sábilas desde el sábado antes que comenzara el operativo.

“A nosotros nos parece bien que se ataque la delincuencia, pero los malandros ya no están aquí, y los que quedamos somos nosotros, los vecinos del lugar”, comentó un ciudadano al equipo de Transparencia Venezuela, que visitó el sitio con representantes de FUNPAZ y la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la UCLA el miércoles 12 de agosto de 2015.

Distintos testimonios refieren los allanamientos y violaciones a los hogares. Algunas casas han sido revisadas más de una vez por los distintos cuerpos de seguridad allí presentes: Policía Nacional Bolivariana, Guardia Nacional Bolivariana, SEBIN y CICPC.

Varias madres se han ido con sus niños por el impacto que en ellos han causado estos actos violentos; otras se han quedado para cuidar sus hogares, con costos muy altos para su tranquilidad, con tal de no dejar solas sus casas.

Aminta vive con su hija, nieta y bisnieta; no tienen gas ni comida; cuatro generaciones presas del miedo y la amenaza a sus bienes. No se atreven a salir a buscar porque temen que vengan a allanar, precisamente porque las viviendas más vulnerables son aquellas en las que no hay nadie cuando llega el operativo: Entran a la fuerza, rompen puertas, ventanas y / o techos, desordenan lo que van encontrando al interior de las viviendas (ropa, artefactos, papeles), las más de las veces sin encontrar lo que buscan,  dejando su estela de violencia, dolor, humillación. Algunos vecinos reportan robos de prendas, dinero y artefactos eléctricos y electrónicos, como tabletas, teléfonos y video beam. Según informaron, hubo hasta robo de muebles en una casa del Sector K.

Al menos cuatro testimonios hicieron referencia a este tipo de hechos que desconocen el derecho a la inviolabilidad del hogar – como  el caso de las viviendas 1 y 3 de la Terraza 6-,  la presunción de inocencia y el derecho al libre tránsito: uno de estos el de dos pastores, quienes relataron las tres incursiones a la Iglesia, en una de las cuales rompieron la única cocina con la que preparaban alimentos para algunas personas en situación vulnerable.

También ha habido agresiones a las personas; una vecina explicó como un guardia nacional increpó a su hija menor de 16 años,  pidiéndole que le enseñara las manos a ver si había algún rastro de consumo de drogas. Ante el gesto de indiferencia de la joven, el guardia le espetó: “A ti como que lo que te gusta son los malandros. Por qué mejor no te buscas un guardia, para que te saque de aquí?” A su hermano le golpearon con un casco, porque no respondía a las preguntas de los guardas, sin duda por temor.

Según la información que se recogió, no se han visto representantes del  Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo, aunque algunos diarios reportaron presencia de la Defensoría el primer día del operativo.

Las Sábilas está militarizada, toda una comunidad bajo sospecha. Pero no solamente hay violación de derechos políticos y ciudadanos, sino de derechos económicos y sociales. El agua dulce y salada, así como los alimentos, deben adquirirlos a precios muy altos, como la papeleta de café de 200 grs, por la cual deben pagar Bs. 200; la basura su suma a un profundo deterioro de las principales vías de comunicación para obstaculizar el paso de vehículos y cuesta mucho conseguir una bombona de gas.

Una vecina comentó “aquí, más que policías y guardias, hace falta que arreglen las vías, la plaza, que se recoja regularmente la basura, que haya iluminación, que tengamos unas condiciones de vida dignas, que siga bien el liceo –que ha sido una bendición-. Cómo no va a haber delincuencia si miren como está esto, sucio, oscuro…  También nosotros tenemos que organizarnos; aquí hay Consejos Comunales, y si me invitan a una reunión yo voy, pero fuera de Las Sábilas. Aquí no, porque no quiero hablar delante de gente que no sé quién es, y luego uno queda que si no te agarran los malandros, te agarran los guardias o los policías. Si ya saben que los delincuentes no están aquí, ¿por qué se meten en nuestras casas? Porque somos pobres”.

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