La asfixia económica se convirtió en la nueva forma de censura del poder
Transparencia Venezuela, 9 de noviembre 2018. De los 47 medios impresos que había en la Gran Caracas, Lara, Monagas, Táchira, Barinas, Bolívar, Carabobo y Zulia solo 24 están circulando actualmente en papel, 12 continúan en línea, y los otros 11 cerraron definitivamente operaciones. De estos lamentables números da cuenta Transparencia Venezuela en su nuevo microsite Venezuela: Asfixia económica, la nueva forma de censura del poder | Una mirada a la prensa que sucumbió a la crisis.
La organización encabezó una investigación colaborativa que detalla paso a paso cómo ha sido la destrucción de los medios impresos en el país. En ocho crónicas y un reportaje publicados el domingo 11 de noviembre se describen los patrones de asfixia económica como un modo de eliminar canales de libertad de expresión y alcanzar la hegemonía comunicacional.
Entre los resultados de la investigación se destaca que el desplome de los medios impresos comenzó cuando el sistema de asignación de divisas del Estado, Cadivi, dejó por fuera a los medios de comunicación en medio de un férreo control de cambio.
Agrega que la creación del Complejo Editorial Alfredo Maneiro en 2013, cuya misión sería la de centralizar la compra de insumos para la prensa, fue condicionando el acceso de los medios impresos a estos bienes mediante chantajes políticos, precios desproporcionados para unos bienes que fueron comprados con dineros públicos y desvío de materias primas hacia mercado negro, como se relata en la crónica del estado Zulia.
Las crónicas reseñan que a través de la publicidad estatal el gobierno presionó a los medios para exigir complacencia en sus líneas editoriales en relación a instituciones, funcionarios y empresarios relacionados con el chavismo. Paralelamente, en medio de la crisis provocada por los controles del Estado sobre el sistema económico, la publicidad de los privados se desvaneció con el quiebre y las confiscaciones, o simplemente porque ya el presupuesto no daba para mucho.
Los trabajos también destacan el gran impacto que generó en los medios la persecución que se hizo a través de leyes discrecionales y procedimientos administrativos amañados, y que resultaron en multas desproporcionadas, como ocurrió con La Prensa de Barinas, Tal Cual y Correo del Caroní.
Los medios tuvieron que cerrar suplementos, revistas, encartados, cambiar a formatos tipo tabloide, bajar la paginación y el tiraje, progresivamente hasta desaparecer. Los kioskos se quedaron vacíos y la prensa pasó, apurada, a la era digital en el mejor de los casos.
En general, las crónicas relatan historias intrincadas, marcadas por unas luchas de poder, en las cuales los medios pasaron a recibir un trato utilitario y algunos terminaron en manos de individuos relacionados con el gobierno que los quebraron, no se sabe si adrede.
Un trabajo colaborativo
La coordinación de la investigación estuvo a cargo de Maruja Dagnino, quien también investigó y redactó la crónica de los medios de Caracas, en colaboración con Pedro Pablo Peñaloza. Los encargados de investigar y escribir las crónicas regionales fueron Alba Ysabel Perdomo (Bolívar), Briceida Morales (Barinas), Daniel Pabón (Táchira), Humberto Torres (Carabobo), Jesús Urbina (Zulia), Ronny Rodríguez (Monagas), Yonaide Sánchez (Lara). El diseño gráfico lo realizó Roselia Ruiz, el programador fue Víctor Anzola y la coordinadora de comunicación Alessandra Percoco.
Para indagar en las causas de los cierres de medios impresos, el equipo de investigadores elaboró un instrumento de trabajo con la asesoría del economista Roberto Casanova. Se elaboró un cuestionario separado por temas, que les permitió obtener una radiografía sobre una muestra de las ocho regiones que se consideraron más críticas, en materia de medios impresos.
Los ítems que se investigaron fueron las empresas en concreto, el mercado, el entorno macroeconómico, el entorno urbano, el entorno legal e institucional, el entorno político, los recursos, los productos y la viabilidad del negocio.
Transparencia Venezuela espera que este trabajo colaborativo sea no solo un testimonio de lo que ha venido ocurriendo sino una voz de denuncia en torno a las formas más sutiles que el Estado venezolano ha encontrado para eliminar cualquier canal posible de expresión.
Venezuela asfixia económica, la nueva forma de censura del poder