Transparencia Venezuela, 27 de junio de 2024.- No todas las noticias en el Día del Periodista son malas. La llegada del periodismo de verificación a Venezuela ha traído cambios en el ámbito comunicacional, también ha impactado el discurso de las figuras públicas y hasta ha sido insumo para los organismos internacionales a la hora de evaluar la realidad venezolana. Así se desprende de la investigación, El Impacto del Fact-checking en Venezuela, una forma de confrontar al poder, realizada por EsPaja.

Para esta investigación EsPaja consultó a miembros de cuatro portales de verificación y dos secciones de verificación en medios informativos venezolanos (Observatorio de Fake News, EsPaja, Cotejo, Cazadores de Fake News, Cocuyo Chequea y Chequéalo).

El estudio destaca cómo el chequeo de datos ha ayudado a desenmascarar campañas instrumentyadas desde el gobierno de Nicolás Maduro. En este sentido, EsPaja describe lo que significó la verificación de la campaña de desinformación que intentó posicionar a Alex Saab como diplomático secuestrado y no como un prófugo de la justicia con cargos judiciales en EEUU.

Otro caso emblemático es la demostración del uso de inteligencia artificial en campañas que promocionan a Venezuela como un país estable y excelente destino turístico.   

“Los videos aparecían como anuncios en videos de YouTube y como publicaciones en TikTok. Sin embargo, no se trataba de reporteros reales sino de avatares creados con un software de inteligencia artificial (Synthesia.io) que sincroniza la imagen con el audio de un guion preestablecido, por un precio de 30 dólares mensuales”, describe el estudio al referirse al caso de uso de inteligencia artificial en el noticiero de YouTube, House of News.

Misión Verdad: Verificaciones con el sello “hecho en socialismo”

Pero el impacto del fact-checking en Venezuela va más allá de develar las campañas de desinformación. El periodismo de verificación de datos ha alcanzado un interesante nivel de credibilidad en el país, al punto de que el propio gobierno de Nicolás Maduro decidió montarse en esa ola y agarrar colita, creando Misión Verdad, una plataforma que intenta hacer el trabajo de fact-checking para hacer creíble la narrativa gubernamental. “Sin embargo, en las notas analizadas no hay un verdadero rigor metodológico como lo requiere el proceso de verificación de información”, dice el estudio.

“Expertos consultados por Chequeado en 2020 coinciden en que las iniciativas de verificación de contenido de los Estados no cumplen con estos principios -porque carecen de un método contra lo que ellos mismos llaman desinformación (que podría ser algo tan simple como la crítica a una medida gubernamental por parte de un medio de comunicación o un dirigente opositor)- o por lo menos no los presentan de manera pública”. Tampoco ofrecen una política de corrección y tampoco garantizan que se trate con la misma vara a todos los actores, precisamente porque los gobiernos y sus funcionarios también son actores implicados del debate público.

Tampoco hay garantía de que estas iniciativas oficiales no supongan –incluso detrás del bien intencionado propósito de combatir la desinformación– formas encubiertas de hostigamiento y persecución a opositores y de cercenar la libertad de expresión.

El periodismo de verificación ha generado un cambio en la forma de abordar y presentar la información.

Borrado digital: si no aparece no es verificable

 “Presumimos que el borrado de información es una práctica cuya utilización se incrementa en el medio digital venezolano como consecuencia del trabajo realizado por el periodismo de investigación y de verificación”, advierte el estudio, luego de analizar el emblemático caso de la desaparición de información sobre Haiman El Troudi.

Al realizar búsquedas sobre El Troudi, exministro del gobierno de exministro de Planificación (2008-2009) o Transporte (2013-2015) durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, así como diputado nacional de la bancada del PSUV durante la legislatura 2016-2021 y a quien se le ha vinculado con la trama de corrupción de Odebrecht, no es posible encontrar su vinculación con la trama de corrupción y, en su lugar, podemos encontrar información vinculada a asuntos asociados con la venezolanidad.

El borrado de información dificulta la realización de verificaciones de información. Esta práctica supone el apoyo técnico para desaparecer información de la red digital y, en algunos casos, grandes cantidades de dinero para contratar firmas especializadas en esa materia.

Apoyo a la democracia

Dos importantes informes sobre la realidad venezolana se han apoyado en el trabajo de los fact-checkers y portales de verificación venezolanos. Uno de ellos es el Informe de 2021 sobre libertad en internet de la organización estadounidense Freedom House que utilizó una investigación divulgada por EsPaja.com y la ONG Transparencia Venezuela el 2 de abril de 2021 y que concluyó que, durante un año de pandemia de COVID-19 entre marzo de 2020 y marzo de 2021, 57% de las verificaciones de la página web sobre las declaraciones de voceros oficiales del gobierno de Nicolás Maduro acerca de la enfermedad arrojaron un resultado falso.

El año siguiente, Freedom House utilizó nuevamente el aporte de los portales de verificación venezolanos en un informe de 2022.

Igualmente, la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea a los comicios regionales de Venezuela del 21 de noviembre de 2021, denunció que “los intentos del gobierno por influir en el ecosistema digital incluyen medidas represivas como el bloqueo selectivo de sitios web y campañas de desprestigio contra periodistas, junto con operaciones de propaganda que promueven las políticas y los logros del gobierno. Estas estrategias incluyen la práctica de remunerar a los ciudadanos por retuitear mensajes del gobierno”, tras leer los informes de portales de verificación.

Un gobierno que evita ser verificado y una ciudadanía alfabetizada

Representantes de los portales consultados en este informe de EsPaja consideraron que el gobierno de Nicolás Maduro ha desarrollado una fórmula para evitar que su discurso sea sometido a verificación y consiste en que las declaraciones de los funcionarios sean cada vez menos categóricas y precisas a la hora de transmitir información.

Igualmente, los verificadores consultados destacaron que el trabajo realizado por el ecosistema de medios de verificación ha permitido que se haya alfabetizado a la ciudadanía en la lucha contra la desinformación y que sea cada vez más frecuente ver cómo los usuarios identifican mensajes falsos por cuenta propia. 

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