Vigilancia epidemiológica por lepra ha decaído en Barinas

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Barinas no cuenta con vehículo para seguimiento en las comunidades. Costos de alimentos y complejo B se hace cuesta arriba para los pacientes

Transparencia Venezuela, 18 de junio 2018.- Mantener las defensas del organismo altas y contar con los requerimientos alimenticios para un paciente con la enfermedad de Hansen, conocida popularmente como lepra, se hace cuesta arriba en la Venezuela del siglo XXI.

Tomás Marchetta, uno de los pocos especialistas en lepra y leishmaniasis que existen en Barinas, alumno del doctor Jacinto Convit, conversó con Transparencia Venezuela. También  unos de sus pacientes, cuyo nombre nos reservamos a petición del entrevistado.

Al presente, manifiesta el experto, los repuntes de la enfermedad  en esta región sudoccidental del país son constantes y ha mermado la vigilancia por problemas operativos. Contaban con un vehículo para hacer el recorrido en las comunidades, pero, actualmente, no. Los casos atendidos son, pues, los que llegan hasta la ciudad.

En un día pueden ser atendidos hasta 20 pacientes, afirma Marchetta, quien también cuenta con estudios en Micología, en el Instituto de Biomedicina. Señala que los especialistas en el área dependen de este Instituto y, administrativamente, de la Dirección Regional de Salud.

La lepra, tal como se le conoce desde los tiempos bíblicos, es la enfermedad que ha sumado más muertes en toda la historia de la humanidad. Decirle a una persona que está contagiada no es una noticia fácil. “Yo les hablo muy duro a los pacientes, no pueden dejar su control. La vigilancia la hacemos por cinco años hasta que mejore”.

Manifiesta que hay entornos de familia, donde existe un caso y si no se conoce o no es tratado  puede pasar a su hábitat natural.

“Afortunadamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) enviaron el tratamiento, totalmente  gratuito, para todo el año a mediados del mes de  marzo, debido a que no contamos en el país  con los recursos para pagar el flete”.

Marchetta manifestó que para tratar la enfermedad se requiere médicos preparados. Señala que es una tarea para la cual no son aptos los llamados “médicos integrales”, profesionales que provienen de un programa gubernamental impulsado por el fallecido ex presidente Hugo Chávez,  criticado por ser más ideológico que científico.

Explica el experto que la formación se inicia con los estudiantes que logran llegar a Barinas de distintas universidades. Plantea que la multiplicación de los médicos en esta materia es fundamental. También lamenta que haya decaído tanto el trabajo que se venía haciendo en el pasado.

La salud pública se perdió

En este estado al sur de Venezuela, el mayor número de casos que están bajo seguimiento se registran en los municipios Barinas y Alberto Arvelo Torrealba.

El experto sostiene que es necesario saber que  el entorno, la higiene y la alimentación inciden sobre la enfermedad. La dolencia suele comenzar con  una mancha pequeña, el paciente pierde pelo, no suda en esa zona y no tiene sensibilidad. El contagio es por contacto directo, íntimo y prolongado.

“Detallar cuáles pueden ser los focos de contagio es difícil, pues siempre ha habido casos. Aunque el director regional de Salud es la persona autorizada para dar las cifras totales sobre la enfermedad”, apuntó.

Explica que la lepra no necesariamente se transmite por relaciones sexuales y que el sistema inmunológico es fundamental. “El 5% sufre lepra y el otro 95%, tenemos defensas y no se presenta tan avanzada como otros. En un núcleo familiar pueden existir 2 a 3 personas, lo que pasa es que se nos colea por debajo de la mesa, porque no tenemos la prevención. La salud pública, se perdió, no tengo como ir a la casa de él –refiriéndose el paciente- Yo los visitaba, observaba su entorno”.

Transparencia Venezuela constató que para el 25 de mayo de 2018 se registraban 12 personas en estado de salud delicado en el Hospital Luis Razetti de Barinas. “Lo más lamentable es que los leprocomios de Vargas y Zulia estén acabados”, concluye Marchetta.

 “No puedo comprar carne todas las semanas, porque no me alcanza”

Algo vital para un paciente con lepra es el consumo de una dieta rica en proteínas para  mantener alta su hemoglobina y reforzar su sistema inmunológico, lo que en estos tiempos parece una labor titánica en Venezuela.

Nuestra organización conversó con uno de los paciente. Ernesto, cuya identidad nos reservamos, asegura que cuando se enteró de lo que  estaba pasando decidió asumir la vida con calma. El hombre, de profesión mecánico, confiesa que el alto costo de la comida limita la calidad de su alimentación, tan necesaria para enfrentar su dolencia. “No puedo comprar carne todas las semanas, porque no me alcanza”, acota.

Tomás Marcheta, médico con más de 29 años de experiencia, reflexiona sobre el dilema entre adquirir comida o medicamentos “¿Cómo hace un paciente para adquirir un pollo, por ejemplo, el cual supera los 2 millones de bolívares. El complejo B deberían comprarlo por saco para mantener altas sus defensas. O compran la comida o compran el medicamento”, sentencia.

Ernesto cuenta como se enteró de su enfermedad. Como donante de sangre por casi 17 años, todo iba normal, hasta que en una de las pruebas previa a la donación, salió reactivo.

“Tengo 46 años, hace cinco años me detectaron la enfermedad. Me  di cuenta, cuando en el Banco de Sangre me informaron que tenía algo, en ese momento comencé a hacerme todo tipo de exámenes. A los tres meses volví y, nuevamente, salió reactivo. Comencé a ver erupciones en la piel, en  las orejas, en los pies. Empecé a indagar qué era lo que tenía. Fui donde la esposa del doctor Marchetta, que casualmente es dermatólogo y  me recomendó ir a Dermatología Sanitaria.”

– ¿Cómo reaccionó usted al enterarse?

Reaccioné normal. Tengo que estar más calmado que nunca, en los tiempos difíciles, para enfrentarlos. Recibo el tratamiento mensualmente y tengo control por Dermatología Sanitaria. Nos mandan el complejo B porque el antibiótico es demasiado fuerte y costoso.

.- ¿Cuáles son ahora sus hábitos de vida?

Guardar la dieta, nada de licor. Yo bebía aguardiente todos los días. El sol también me afecta. Cuando comenzó tuve mucho reposo, casi que se me caían lo dedos, con el tratamiento mejore.

-¿Usted tiene pareja? ¿Qué pasó cuando se enteró?

Desde que me vine de Apure estoy solo. Antes vivía con mi hermano y mi hija.

Con una pareja duré tres años y no la afectó. Con la otra me dejé hace dos años. Cada vez que las veo les pregunto si han notado algún cambio. Mi hermano estuvo afectado pero recibió tratamiento por un año y ahora viene cada seis meses.

-¿Cómo se toma el tratamiento?

Diariamente, a la 8 pm porque pega en el estómago, si me desmayó estoy ya en la cama.

Antes de padecer esta enfermedad, Ernesto no llegaba a distinguir que el adormecimiento en sus miembros superiores se debía a que el bacilo estaba afectando sus nervios, y que no se trataba del contacto diario que tenía con la gasolina. Afortunadamente, logró encontrar una cura y hoy puede llevar una viva prácticamente normal.

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