Las principales conclusiones del Barómetro 2010 son:
En todo el mundo, se percibe que los niveles de corrupción han aumentado en los últimos tres años.
En Venezuela, 86% de los encuestados afirman que la corrupción ha aumentado.
Los partidos políticos son señalados como la institución más corrupta en la mayoría de las regiones del mundo.
Sin embargo en Venezuela, la policía es considerada como la institución más corrupta. Le sigue el sistema judicial, luego los partidos políticos y Asamblea Nacional, dejando por último al Sector Privado y ONG.
Las experiencias de hechos de soborno administrativo son generalizadas, y no han registrado variaciones si se las compara con el año 2006. Las conclusiones son regionales, no se especifican los resultados por país en el barómetro.
La policía es señalada como la institución que ha recibido sobornos con mayor frecuencia en los últimos 12 meses. La policía también ha registrado el mayor incremento en recibir sobornos a lo largo del tiempo, según las opiniones del público en general.
En ocho de los nueve servicios evaluados, las personas de menos ingresos se ven obligadas a pagar más sobornos que las de mayores ingresos.
La razón más frecuentemente para pagar sobornos es “evitar un problema con las autoridades”.
En América Latina 23% de los encuestados informan haber pagado sobornos al sistema judicial, 19% a la Policía, 17% a servicios de aduana y 12% a servicios de registro y tramites de permisos.
Las medidas del gobierno para combatir la corrupción suelen verse como poco eficaces.
En todo el mundo, una de cada dos personas considera que las medidas tomadas por su gobierno son ineficaces en lo que respecta a detener la corrupción.
En Venezuela 65% de los encuestados califican las medidas del gobierno como ineficaces, 28% considera que no son ni eficaces ni ineficaces y 7% las califica como eficaces.
Existe un bajo nivel de confianza en las entidades formales para combatir la corrupción.
Una de cada cuatro personas de todo el mundo no confía en ninguna institución “sobre las demás” para combatir la corrupción.
Casi una de cada cuatro personas confía principalmente en los medios de comunicación o el gobierno para frenar la corrupción.
En América Latina 30% de los encuestados respondieron que no confían en nadie para frenar la corrupción, 29% respondieron que confían en los líderes gubernamentales y 22% en los medios de comunicación.
Existe una creencia generalizada de que el público puede jugar un papel en reducir la corrupción, y la disposición a denunciar actos corruptos.
Siete de cada diez encuestados piensa que las personas de a pie pueden marcar una diferencia en la lucha contra la corrupción, y la mitad de los encuestados se imaginan la posibilidad de involucrarse personalmente.
En América Latina 73% de los encuestados consideran que el ciudadano común puede hacer una diferencia en la lucha anticorrupción.
Las personas se muestran dispuestas a informar sobre hechos de corrupción a las autoridades: nueve de cada diez encuestados en América Latina indicaron que denunciarían un incidente.