Historia 1
Ni los chinos pudieron con la (mala)
gestión petrolera del chavismo
Los resultados de las empresas mixtas chino-venezolanas saltan a la vista: mucho dinero invertido por la nación asiática, poco compromiso de Pdvsa para cumplir con su parte, dinero desviado a proyectos como el CLAP, una deuda que se cobra con crudo y la imposibilidad de detener la caída de la producción.
Ahiana Figueroa -Carlos Camacho
Transparencia Venezuela
Transparencia Venezuela, abril 2020. Las relaciones comerciales entre China y Venezuela eran prácticamente inexistentes antes de la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999. Sin embargo, con el paso de los años, estos lazos se fueron haciendo más fuertes hasta el punto de que ese país es hoy el mayor cliente petrolero de Venezuela y uno de sus principales acreedores. En todo este tiempo se firmaron cientos de acuerdos económicos, muchos de corte petrolero, pero a pesar de ello, la caída en la producción venezolana, sigue siendo innegable. En general, se evidencia poco avance en los ambiciosos proyectos, y, peor aún, se ha hecho patente la imposibilidad de aumentar (o al menos mantener) el bombeo de la nación.
Tanto el gobierno de Venezuela como el de China han mantenido en secreto los pormenores de estos convenios y solo se conocen los enunciados de algunos proyectos específicos cuando son suscritos por altos funcionarios a través de una transmisión oficial en televisión, o cuando son publicados en Gaceta Oficial.
Desde que se negociaron los primeros préstamos venezolanos en 2007, el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación e Importación de China apoyaron la inversión en los sectores de energía y minería, incluidas centrales eléctricas y refinerías. Ayudaron a las empresas estatales más grandes de ese país a desarrollar una presencia local, entre ellas, la China National Petroleum Company (CNPC), la China Petroleum and Chemical Company (Sinopec) y el Grupo Sinohydro. A pesar de esto, Venezuela tiene hoy una capacidad de refinación 80% menor a la que tenía en enero de 1999, según la Cámara Petrolera de Venezuela.
Petróleos de Venezuela (Pdvsa) –de acuerdo con lo señalado por varias fuentes consultadas- no cumplió con la mayoría de los compromisos pactados con China, particularmente en lo que a financiación se refiere: la industria simplemente no tiene la solvencia para ejecutar las inversiones prometidas. Además, una buena parte de los recursos dados por los chinos se destinaron a un fin distinto al que se acordó, algunos de ellos terminando inclusive en el esquema CLAP, afirman. Esto hizo que la mayoría de los proyectos se paralizara.
De los 25.000 millones de dólares que China financió en el sector petrolero y petroquímico en Venezuela, se calcula que se malversaron unos 15.000 millones de dólares, sostienen los consultados.
“En lo ocurrido con los proyectos entre China y Venezuela se puede señalar que muchos de los recursos involucrados nunca se destinaron para tal fin, por lo que hubo malversación del dinero enviado por el gobierno chino o no hubo buen uso de esos recursos”
Afirmó una fuente del Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes) cercana a las negociaciones con la nación asiática y especialmente con el Fondo Chino.
Señaló que, en determinado momento, China detectó que el dinero que tenía años prestando para petróleo y gas, se había empezado a destinar al financiamiento de lo que luego sería conocido como el esquema de “las Bolsas CLAP”, lo que precipitó una crisis de confianza entre los chinos y sus socios venezolanos. “Fue a partir de ese momento que el gobierno chino decidió supervisar el desembolso de los recursos y ejecutarlos por parte, a medida que avanzaran los proyectos”, dijo la fuente consultada.
Y si bien es cierto que China cada vez prestó menos, también es verdad que Venezuela cada vez se vio más obligada a dar explicaciones de cómo se gasta el dinero. Funcionarios de la administración de Nicolás Maduro han viajado desde 2015 hasta tres veces en un año para reunirse con representantes del gobierno asiático a fin de “reforzar relaciones bilaterales”. El objetivo de esos encuentros siempre ha sido el mismo: convencerlos de aprobar nuevos préstamos, que les han sido negados hasta tanto Venezuela cancele su deuda, despeje su crisis política y elimine la corrupción que se adueñó de la industria petrolera.
Además, desde hace tres años, el gobierno chino puso una condición para desembolsar los recursos: supervisarían directamente la transferencia hacia los proyectos a los cuales se destinó. Para ello, China abrió una cuenta en el Bandes Venezuela y a su vez obligó al gobierno venezolano a abrir otra cuenta en un banco chino.
El problema con China es que ha hecho más inversiones que su par venezolano (Pdvsa). Además, a China se le pidió producir en la Faja Petrolífera del Orinoco, pero el gobierno venezolano no tomó en cuenta que ese país no tiene mayor experiencia en crudos extrapesados (que es mayormente lo que se consigue en la Faja), solo en la exploración y producción de crudo liviano, mediano y algún otro yacimiento pesado, sostiene el analista petrolero Rafael Quiróz Serrano.
“Esto dificulta la fase de la producción petrolera. Sin embargo, se mantienen y han abordado el tema de los pozos marginales o maduros, el gobierno ha volcado su mirada hacia esos pozos (éstos fueron clausurados en la década de 1980 por razones de los bajos precios, por lo que no eran rentables desde el punto de vista comercial), ese número de pozos es cercano a los 20.000”, explicó.
Quiróz Serrano indicó que a China se le asignaron varios campos, entre esos los de Boscán (Zulia), donde pareciera que han dado mejores resultados que en la Faja.
Otra fuente consultada que prefirió mantener su nombre en reserva por no estar autorizado para declarar, confirmó que Venezuela no ha respondido cabalmente con el suministro petrolero.
Desde hace tres o cuatro años, con el general Manuel Quevedo al frente, la caída de la producción de Pdvsa ha sido mucho más marcada que la que se observaba desde 2004. Hoy Venezuela debería estar suministrándole a los chinos 650.000 barriles diarios de petróleo (b/d), pero a mediados de enero de 2020 se conoció que el suministro era de 360.000 b/d, de esos China produce algo más de 150.000 b/d y el resto Venezuela.
Además, hasta 2019, el país mantenía una deuda con China superior a 20.000 millones de dólares, por lo que 90% del envío de petróleo a esa nación va para amortizar la deuda y solo el restante 10% se paga con dinero.
De acuerdo con representantes del sector petrolero, las empresas chinas prácticamente han traído al país todo el equipo necesario para desarrollar los proyectos, es decir, maquinaria y hasta trabajadores. Sin embargo, también han tenido que contar con la ayuda de varias empresas locales y contratistas.
“Los chinos terminaron utilizando los servicios de empresas como
‘tercerizaron’ (utilizaron a un tercero) para poder cumplir con los acuerdos. En los tres últimos años la producción de la Faja ha venido bajando, la capacidad de cada mejorador es de 200.000 barriles por día, por lo que si hay cinco mejoradores deberían estar procesando 1 millón de barriles diarios. De ser cierta la información que envía Pdvsa a la OPEP significa que no se está produciendo al máximo, con la presencia incluso de los chinos”, afirmó la fuente consultada.
La contratación de empresas locales no ha representado la mejor de las experiencias. “Hay mucho por mejorar”, refirió Reinaldo Quintero, presidente de la Cámara Petrolera de Venezuela. Explicó que la cultura tan distinta de ambas naciones y el idioma, dificultaron mucho mantener una negociación armoniosa con los representantes chinos.
Molestia en las empresas mixtas
Varias irregularidades que se presentaron en los acuerdos petroleros entre China y Venezuela han inquietado significativamente al gobierno asiático. Al punto de que, en septiembre de 2019, China “Huanqiu Contracting and Engineering Corp.” (HQC) anunció su cese de contrato por falta de pagos de Pdvsa. Esta medida fue tomada luego de que la estatal venezolana acumulara una deuda de 50 millones de dólares.
HQC es la principal contratista de China en el país, y hasta hace poco formaba parte de varios proyectos petroleros. La compañía china y los proveedores locales aún no han logrado acordar los términos para finalizar el contrato. Además, HQC dejó en veremos el pago a unas siete contratistas venezolanas.
Sinovensa, una sociedad entre Pdvsa y CNPC, que opera en el campo de Morichal de la Faja Petrolífera del Orinoco en el estado Monagas, tampoco ha salido ilesa. La empresa, que produce unos 105.000 barriles por día de crudo extra pesado, que debe ser mejorado para hacerlo menos denso, no escapó de los hechos de corrupción en la industria.
En octubre de 2019, las autoridades venezolanas detuvieron al presidente de Sinovensa, Alberto Bockh y a otros tres altos ejecutivos de la empresa. Se les atribuyeron los delitos de peculado doloso propio, concierto de funcionario con contratista, irregularidades en el procedimiento licitatorio o falsa alegación, así como el delito de asociación para delinquir. Estarían involucrados en el desfalco a la Faja, desviación de fondos y falsas contrataciones.
Sinovensa debía aumentar la producción a 230.000 b/d, luego de un plan de expansión que se inició en 2013 con un aporte inicial de 4.015 millones de dólares por parte de China.
Otra empresa china que se unió a Pdvsa para desarrollar el campo petrolero Junín 1, en la Faja, fue Sinopec, La alianza se dio en septiembre de 2013 por 14.000 millones de dólares y el estimado de producción era de 200.000 b/d. No obstante, en 2017 Sinopec demandó a Pdvsa ante un tribunal estadounidense, por incumplir un contrato para el suministro de varillas de acero por 43 millones de dólares, la mitad de los cuales no se canceló.
China también se retiró del proyecto para modernizar la refinería de Cardón, luego de verificar que la inversión necesaria era mucho mayor que la señalada inicialmente por Pdvsa, informó el sindicalista petrolero Iván Freites. “Después de las inspecciones realizadas en 2017 por gerentes de nacionalidad china, no hubo cabida para el término camarada o amigo, puesto que la inversión que debían hacer era muy superior a los que ellos esperaban, debido al alto grado de destrucción de la refinería. Negocio es negocio, los chinos son más capitalistas que los gringos”, afirmó.
A juicio de Evanan Romero, exviceministro de Petróleo, China tampoco pudo avanzar en la transferencia tecnológica hacia la industria petrolera venezolana. “Pdvsa o el petroestado ya no participa en el desarrollo de esos acuerdos. Ya están atados de mano, porque tanto China como Rusia tienen como única prioridad cobrar la deuda. Muchos funcionarios de Pdvsa se hicieron millonarios con estos convenios. Cuando se observa lo que acumularon sus testaferros, no lo puedes creer. Eso lo vemos en las detenciones y juicios penales que se han abierto tanto en Venezuela como en el exterior”.
Romero, sin embargo, destacó que las empresas chinas están utilizando en el campo Junín 4, en la Faja, una tecnología que solo ellas han desarrollado, denominada “Inyección de gases de combustión”. Se trata de una técnica para extraer más fácilmente el crudo extrapesado o bituminoso de la Faja. Esta la ejecuta “Petrourica”, una empresa mixta entre CNPC y Pdvsa.
“De todas maneras, no me atrevería a hacer un balance del trabajo de los chinos, porque puede que tengan más en el deber que en el haber. Han hecho todo a su manera, nadie los supervisa, les tienen miedo para pedir cuentas. No obstante, en caso de que haya un cambio político en Venezuela, se les debería poner en orden y explicarles las reglas”, apuntó el exviceministro.
Después de casi 20 años de acuerdos, inversiones y visitas entre China y Venezuela, solo dos proyectos están produciendo, mejorando y refinando alrededor de 150.000 barriles de petróleo por día.
China comenzó a traer taladros desde el año 2007. Trajo 15 taladros para instalarlos en el país en un plazo de 15 días, pero en un período de 45 días se llegó a instalar solo 4. Venezuela perdió recursos que colocó porque hizo planes pensando que lo de los taladros se concretaría. China asumió esos costos. En el proyecto se acordó que instalarían 5 taladros en Zulia (Boscán), 3 para Falcón, 4 para Anzoátegui y 3 para Monagas. Sin embargo, solo instalaron 2 en Zulia (por eso Boscán logró aumentar su producción) y 2 en Falcón (Paraguaná). Los equipos que no se instalaron fueron devueltos.
Este convenio constituyó un fracaso en 66% del proyecto. En este caso fue responsabilidad de China. El argumento técnico que dieron fue que la constitución del taladro (las paredes internas del taladro) no eran aptas para la extracción petrolera venezolana.
El memorándum de entendimiento de este proyecto se firmó en Beijing en abril de 2006 y luego se suscribió el contrato en Caracas el 27 de marzo de 2007.
El proyecto comprendía dos refinerías más: Batalla de Santa Inés (Barinas) para procesar 187.000 b/d y otra en Caripito (Monagas) para procesar 45.000 b/d. Se firmó en Caracas el 23 de diciembre de 2009.
Para la refinería Batalla de Santa Inés, “el sueño” de Hugo Chávez ordenado desde uno de sus programas Aló Presidente, se acordó un contrato con Wison de China por 2.310 millones de dólares. Preveía refinar gasolina regular, diésel y fuel; gasolina premium, querosén, jet A1, diésel, fuel oil y gas licuado de petróleo (GLP), los cuales serían comercializados en los estados Apure, Portuguesa, Mérida, Táchira y Barinas.
Para que esta refinería pudiera operar era necesario contar con un importante suministro eléctrico, del cual poco se disponía en la zona. Para ello Sinohydro construiría una Planta de Generación Eléctrica de 100 MW en Barinas, con el aporte de 316 millones de dólares. La planta funciona y cubre la demanda eléctrica de las poblaciones cercanas, pero se quedó esperando por la refinería.
Denominado “Proyecto de Conversión Profunda”, buscó cambiar el patrón de refinación. Se esperaba aumentar la capacidad de procesamiento y diluente de 180.000 b/d a 210.000 b/d de crudo extrapesado de la Faja. Sin embargo, la refinería de Jose está casi paralizada y a enero de 2020 solo procesa 10% de su capacidad (25.000 b/d).
La inversión inicial fue de 10.500 millones de dólares, a los cuales, se sumaron unos 5.000 millones de dólares. En una transmisión oficial en 2017 se anunció que ya estaba casi concluida la primera fase de ingeniería, procura y construcción de las unidades auxiliares de la refinería. Se hicieron algunos trabajos para ampliar las plantas, movimiento de tierra y se colocaron equipos, pero las actividades se paralizaron poco tiempo después.
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