Los ciclos de la incertidumbre para obtener gasolina en Mérida
Transparencia Venezuela, 8 de octubre de 2018. – A eso de las 9 de la noche del día jueves 20 de septiembre, al frente de un local de comida rápida en la capital del estado Mérida, al suroeste del país, se estaba formando rápidamente una fila de vehículos particulares que buscaban abastecerse de gasolina en una estación de servicio. Una escena que no es extraña, salvo porque la “bomba” –como coloquialmente se conoce a estos establecimientos- estaba cerrada.
A esa hora ya había aproximadamente unos 20 vehículos asegurando su puesto para el día siguiente. “Tendría que tratarse de una emergencia para pasar una noche de frío y temor por la inseguridad, en vela, solo para llenar un tanque de gasolina”, es lo que algunos pudieran pensar. Pero en un país como Venezuela en tamaña incertidumbre, es difícil ser racional.
Los problemas de suministro de combustible en la ciudad no son permanentes. Más bien, son cíclicos. Desde finales de 2017, no se veían las aglomeraciones en las estaciones como las que se empezaron a registrar en la segunda quincena de septiembre de 2018.
La mayoría de las veces, el nerviosismo es iniciado por el rumor o, incluso, por la noticia cierta de problemas en la planta de llenado de la ciudad de El Vigía, en la que sí suele haber largas filas para cargar combustible. O por los anuncios de un posible aumento de precio o de nuevos “requisitos” para disfrutar del servicio, como es el caso del sistema biométrico y la imposición de presentar el Carnet de la Patria para beneficiarse del subsidio del Gobierno. O todos esos factores a la vez. Ese fue el caso de este “nuevo ciclo” que inició a mediados de septiembre, se agudizó con el pasar de los días y que se “suavizó” a finales del mes.
Pocas personas optaron por dejar que el frenetismo pasara, en espera de la normalización de la situación, para poder obtener el combustible sin necesidad de perder horas del tiempo en una fila. Casi siempre funciona esta estrategia. Sin embargo, el tema amerita monitoreo, tomar nota de las experiencias que van contando quienes sí han debido, por diversas razones, sufrir muchas horas de espera.
Cuando el asunto es serio, las largas filas comienzan muy temprano, en la madrugada. Si la estación está ubicada en una avenida, ésta pasa a ser una calle de una sola vía, lo cual es, en Mérida, es motivo suficiente para congestionar fuertemente el tráfico. Sin embargo, no se observa demasiado desorden, la mayoría de las personas esperan su turno pacientemente en sus vehículos. En la mayor parte de los establecimientos hay efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), cuya aparente función principal es la de velar por el orden ciudadano.
La vida en una fila
El promedio de horas empleadas para surtir los vehículos ha variado conforme se van desarrollando los acontecimientos. En los días críticos, una persona podía permanecer hasta 8 horas, especialmente si pernocta o debido a la espera por la gandola de gasolina que surte a la estación.
Así ocurrió con la profesora Clari y varios miembros de su familia, quienes decidieron hacer la cola el sábado 22 de septiembre desde las 9 am, para prepararse para el inicio de actividades escolares y universitarias. Pero la estación cerró a las 7 pm y ellos no lograron cargar los tanques de sus vehículos.
Cuando estaba finalizando la última semana de septiembre, los tiempos de espera oscilaban entre 60 y los 10 minutos, según comentan algunos usuarios que obtuvieron el combustible en diversas estaciones del norte, centro y sur de la ciudad. Depende de la estación, pues unas tienen más demanda que otras según su ubicación.
En la tarde, es común observar alguna estación cerrada, generalmente por quedarse sin combustible, que generalmente es repuesto en tan solo horas. En estos casos, los usuarios se esperan hasta la madrugada siguiente para hacer su fila.
Un incremento tácito y el Carnet de la Patria
Aunque para la fecha no está definido el monto del aumento del combustible, en ninguna estación reciben menos de 1.000 Bs.F. (0, 01 Bs.S., según la reconversión del 20 de agosto de 2018). El usuario paga con el efectivo que tenga, siempre y cuando sea mayor a la cifra mencionada. Y si el billete es mayor no hay intención de dar cambio.
Dos personas consultadas manifestaron que les pidieron el Carnet de la Patria para surtir gasolina. Cuando expresaron que no lo tenían, en un caso solicitaron la cédula de identidad y en el otro alertaron que “debían sacarlo”. No recibieron muchas explicaciones, solo que estaban “haciendo pruebas”.
Ciertamente, los equipos para poner en marcha el sistema biométrico han sido distribuidos en las diferentes estaciones, pero no se están utilizando aún como mecanismo de racionamiento. El varias estaciones hacen pruebas o demostraciones a los usuarios, “para que se vayan familiarizando”.
Un dueño de un establecimiento, cuyo nombre prefirió mantener en reserva, comentó que al entregarles los equipos no les dieron ninguna instrucción sobre su uso, ni detalles de su aplicación. En otra estación, en cambio, se presentaron trabajadores de Pdvsa, custodiados por miembros de las Fuerzas Armadas Nacional Bolivariana (FANB), y luego de entregar los dispositivos, explicaron al personal administrativo cómo utilizarlos y solicitaron enviar diariamente a la “sala situacional” de la estatal petrolera, un reporte sobre las pruebas de lectura del y del “captahuellas”.
En una de las estaciones consultadas informaron que son bastante frecuentes los errores de lectura del código QR del Carnet de la Patria, de la huella digital y la falta de coincidencia entre los datos de ese instrumento de identificación impuesto por el Gobierno y el registro dactilar de su titular.
El personal de distribución de los dispositivos no informó sobre nuevos precios del combustible, ni las formas de racionamiento o cómo se hará efectivo el subsidio según se tenga o no el Carnet de la Patria.
A pesar de que el martes 2 de octubre, en teoría, vencía esta primera fase de prueba, la opacidad ha sido la política gubernamental en un tema tan sensible para los venezolanos, por lo que es común en las conversaciones escuchar diversos escenarios.
Ante la posibilidad de próximos anuncios sobre el nuevo precio del combustible, es lógico pensar que la ciudad se volverá a vestir de largas filas en las estaciones de gasolina en los días por venir. Hay gran expectación entre los ciudadanos que se resisten a sacar el Carnet de la Patria, mientras que quienes lo tienen se muestran confiados de seguir disfrutando del bien más barato de la Venezuela hiperinflacionaria: la gasolina.
Cabe preguntarse: ¿La estrategia de esperar a que el frenetismo pase para evitar las enormes colas funcionará esta vez? ¿Los nuevos precios del combustible forzarán a quienes se resisten a incorporarse al sistema del Carnet de la Patria? El nuevo ciclo de incertidumbre nos lo responderá.