Gran Misión Hijos e Hijas de Venezuela navega sin rumbo claro
La Gran Misión Hijos e Hijas de Venezuela que se creó en 2011 para atender a la población en pobreza extrema, focalizada a madres embarazadas con tres o más hijos menores de edad y con discapacidad, navega sin rumbo claro, como lo demuestra Transparencia Venezuela, a través de un análisis que se realiza siguiendo nuestras Buenas Prácticas en Programas Sociales en vista de que los objetivos para los que fue creada no se han cumplido.
Su implementación no ha sido transparente, clara y ha estado bajo el control político en la inscripción de los beneficiarios, toda vez que se encargó al Frente Francisco de Miranda el registro de los beneficiarios, desde sus comienzos en 13 estados del país, una debilidad ya que se presta a la discrecionalidad o manipulación para incluir a las mujeres.
La Misión pretende sacar de la pobreza extrema a las mujeres y lograr que ellas mantengan dentro del sistema escolar a sus hijos, además de darle cobertura sanitaria, con la compensación económica de 430 bolívares mensual por hijo a las madres con tres hijos y de 540 a las que tengan hijos con discapacidad. Este monto que se mantuvo fijo para los años 2013 y 2014, sin tomar en cuenta la inflación que superó el 50% en el 2014, refleja cómo esta cantidad es por un lado irrisoria y por otra no se entrega de forma regular, sino con retrasos de hasta ocho meses como lo denunciaron las beneficiarias en diferentes medios de comunicación.
El número de beneficiarios, como ha sido una práctica recurrente del Gobierno, no es claro. Diferentes voceros a los que corresponde directa e indirectamente la responsabilidad sobre la misión varían el porcentaje de pobreza extrema, que si bien es cierto disminuyó en hasta 10% hasta 2012 desde la llegada de Chávez al poder, tuvo un ascenso de dos por ciento, a partir de 2013, según el propio oficial Instituto Nacional de Estadísticas.
Estas divergencias y contradicciones se repiten por ejemplo cuando se trata de buscar el impacto de la Misión. Los números que aportan los diferentes ministerios que trabajan con este programa social solo hablan de lo cuantitativo: Número de aporte o personas a las que llega la misión, pero no de cuántas han salido de la pobreza extrema, y menos de las mujeres que han logrado insertarse en el campo socio-productivo, porque es uno de los objetivos de Hijos e Hijas de Venezuela y a la que se le asignó un fondo, que se nutre en parte de un porcentaje que le restan a las asignaciones de los beneficiarios, lo que conlleva a la corrupción.
Tampoco se sabe, en el caso de adolescentes embarazadas, si al recibir el beneficio reingresaron al sistema educativo, o si han salido de la pobreza extrema. Los estados a los que en principio alcanzó el programa social tampoco correspondía con un análisis geográfico preciso, porque se dejaron por fuera entidades como Carabobo, una de las que tiene mayor cantidad de población, lo que dificulta la evaluación precisa sobre la misión.