Con el “Biopago” la incertidumbre marca la huella

La implementación, a modo de prueba, del sistema “Biopago en las estaciones de servicio de Carabobo, aún deja muchas preguntas por responder para los miles de ciudadanos que acuden a diario a abastecerse de combustible.

Desde hace varios meses, el suministro de gasolina y gasoil ha sido muy irregular en esta región del centro del país, donde paradójicamente se encuentran la Refinería El Palito y el Centro de Distribución para Centro Occidente, en Yagua, pero es común que solo haya disponible combustible de 91 octanos, porque de 95 se agota o que sencillamente las bombas se quedan secas sin que la estatal Pdvsa explique los motivos.

Lo que se promocionó como una fase experimental del sistema de pago de combustible, no ha sido más que el simple reconocimiento del artefacto, que es utilizado para chequear que los datos de los conductores estén correctos en la plataforma digital dispuesta por el Gobierno para ese fin.

Más de 180 funcionarios de Pdvsa y del llamado Plan Chamba Juvenil llevaron a cabo el simulacro del Sistema “Biopago en las 91 estaciones de servicio de Carabobo, según una fuente de la industria petrolera a la que tuvo acceso la periodista de El Pitazo, Ruth Lara Castillo.

Tras el anuncio del presidente Nicolás Maduro sobre el período de prueba, solo los primeros días era común ver al personal, uniformado con chemise” roja de Pdvsa, con el dispositivo en la mano, o colgando en un bolsito negro diseñado a la medida. Después ese “aparatico” permanecía guardado, lejos del escrutinio de la gente, a la espera de que entre en vigencia el nuevo precio de la gasolina.

“Mire, ¿no le han traído la maquinita?, interrogó un usuario al bombero de una estación de servicio ubicada al norte de Valencia, quien no tardó en responder con desgano: “Sí, por ahí anda. Está guardada ya”.

Al preguntarle al trabajador por qué no estaba utilizando el sistema, comentó que la gente mostraba poca empatía con el uso del lector de datos, sobre todo, al momento de mostrar el Carnet de la Patria. “Cuando le pides el carnet te miran feo, te dicen cosas, preferimos guardarlos. Para qué ganarnos un mal rato por nada. Ya cuando entre en funcionamiento de verdad, será otra cosa. Ahorita no vale la pena”, enfatizó.

Una situación similar ocurrió en una estación de servicio ubicada en la avenida Don Julio Centeno del municipio San Diego. Allí tampoco estaban haciendo pruebas y al consultarle al “bombero” por el “Biopago, éste no pronunció una palabra. Solo miró a su interlocutor, se viró hacia la oficina y señaló hacia ella con el dedo índice. A veces, el silencio lo dice todo.

En Guacara, vía Vigirima, se observaba al entrar a la estación de servicio a un hombre con el terminal de pago en sus manos. Está pidiéndole a un cliente la huella dactilar, previamente le habían surtido combustible, solo de 91 octanos porque se agotó la gasolina de 95. Al culminar la captura de la huella, se escuchó en voz alta y en tono jocoso:Y ahora, ¿qué hay que hacer?”, pregunta el usuario. “¡Listo!”, le responden.¿ Y tanta broma paqué?”, increpó el usuario. Para que ya sepas cómo va a ser la movida, viejo”, le contestaron.

En Valencia, el sistema funcionó bien. Solo se reportaron problemas de conectividad y eventualmente el aparato se quedaba sin comunicación, por lo cual, según un empleado, tenían que conectarse a la red propia de la estación de servicio. “Funciona bien y es fácil, el problema es que a veces se queda sin señal. Nosotros lo teníamos pegado a la red de la oficina, que es rápida, pero anteayer, tumbaron unos cables de Cantv por aquí cerca y en toda la zona estamos incomunicados”, explicó el trabajador.

Carlos Martínez regularmente reabastece combustible en esa gasolinera. Él no tiene el Carnet de la Patria, pero su esposa sí. Ella registró dos vehículos en la plataforma, el de su propiedad y el de su marido, quien se pregunta cuántos litros podrá comprar para su carro cada vez que lo requiera. “Hasta ahora nadie me ha explicado que si mi esposa registró los dos carros de la casa, a ella le venderán un tanque full para cada uno o si tendrá que compartir los 40 litros entre los dos”, acotó.

¡Por ahí anda la chama!”, exclamó un trabajador de la estación de servicio Bohío, en la Autopista Regional del Centro, entre Guacara y Valencia, refiriéndose a la encargada del “Biopago”. Para ese momento habían dejado de hacer pruebas constantemente. Una joven, que al parecer pertenecía a la Misión Chamba Juvenil, tenía la responsabilidad de manipular el dispositivo y atender a los usuarios de las cuatro islas abiertas en ese turno.

Un integrante del equipo de guardia relató que no saben cuándo entrará en rigor el cobro las nuevas tarifas, tampoco han recibido directrices de cómo atenderán a quienes no tengan Carnet de la Patria, ni cómo resolver algunas contingencias, por ejemplo, una caída del sistema.

“No sabemos nada. Supuestamente ahorita en octubre debimos empezar a trabajar solo con el ‘Biopago, pero hasta ahora no hay información, ni sabemos detalles de la gente que no tenga carnet. Lo único nuevo que hemos visto es que están instalando esas antenas para mejorar la conexión. Ojalá garanticen eso, porque imagínate las colas aquí si llega a fallar el sistema”.

¿Cuál será el precio de la gasolina? ¿Cuántos litros por persona se podrán comprar? ¿Con qué frecuencia? ¿Qué pasará con los no bancarizados? Son algunas de las preguntas esenciales que se hacen los ciudadanos y que las autoridades aún no responden.

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