Contrabando de gasolina, un negocio reversible

El contrabando de gasolina continúa siendo un elemento importante de la dinámica de ciertos actores en Venezuela. Efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), mafias transfronterizas e incluso productores ilegales de oro y narcotraficantes juegan un rol importante en el comercio ilegal de combustible.

Venezuela durante muchos años contó con los precios de gasolina más bajos de la región, como consecuencia de un amplio esquema de subsidios. Sin embargo, producto de la pérdida de la capacidad productiva y los efectos de las sanciones, este subsidio se hizo insostenible y Venezuela pasó a tener un esquema mixto en el que se ofrece gasolina a USD 0,5/lt y otro a alrededor de USD 0,02/lt. El esquema diferenciado sigue generando distorsiones que incentivan al arbitraje y promueven el contrabando del combustible.

Aun cuando siguen persisten los incentivos para el contrabando de gasolina venezolana, cuando la escasez dificulta el contrabando, los actores que participan en esta economía ilegal se adaptan rápidamente y revierten el negocio trayendo combustible desde países vecinos. El trabajo de campo realizado en regiones fronterizas como el estado Zulia y entrevistas realizadas en Táchira corroboran que cuando el desabastecimiento en Venezuela empeora, se trae gasolina colombiana y viceversa.

Aumentó el valor del petróleo y la gasolina en la región: nuevo diferencial

En 2022 hubo un aumento importante de los precios del petróleo (al menos 30%), lo cual tiene un efecto sobre los precios de gasolina a nivel regional. En junio de 2020, al aumentar la gasolina a USD 0,5/lt, el precio venezolano se equiparó al resto de América Latina, incluso el flujo de contrabando (en un contexto de escasez en Venezuela) se revirtió, yendo de Colombia hacia Venezuela. Sin embargo, al recuperarse de cierta forma el suministro de gasolina en territorio venezolano y aumentar los precios en otros países de la región, se establecieron nuevamente incentivos para el arbitraje. Aún si se toma como referencia el precio de USD 0,5/lt, Venezuela tiene la gasolina más barata del continente. Esto sin considerar que hay acceso a gasolina a al menos 0,02/lt. Es importante comentar que el porcentaje de suministro de gasolina subsidiada se ha reducido considerablemente, pasando de 72% a mediados de 2020 a alrededor de 25% en 2023, según fuentes del Ministerio de Economías, Finanzas y Comercio Exterior.

Ingresos reducidos pero nuevas oportunidades

Como se comentaba antes, la GNB tiene el control de la gasolina subsidiada. De acuerdo con fuentes en el Ministerio de Economía, el subsidio abarca el 25% del suministro total de gasolina. Para satisfacer el mercado nacional, son necesarios al menos 150.000 barriles diarios. Esto es consecuencia de que el mercado venezolano es mucho más reducido: antes de la crisis (2013-2020), se demandaban entre 330.000 y 350.000 barriles de gasolina diarios; y luego de la crisis, se estima que la demanda se ubica entre 120.000 y 150.000 barriles por día. Esta información indica que la GNB, al cierre de 2022, podría tener acceso a 5,96 millones de litros de gasolina a USD 0,02/lt diariamente.

Si se toma en consideración la dificultad de acceso ciudadano al combustible, el aumento progresivo de la producción y fortaleciendo el cálculo anterior, se estima que 70% del total de gasolina subsidiada se destina a actividades ilegales. Si se vendiera al menos a precio internacional (USD 0.5/lt) en el mercado paralelo, podría generar una renta de USD 2,09 millones diarios o alrededor de USD 760 millones de dólares anuales. Esto representa una disminución importante con respecto al ajuste del año anterior (desde los USD 1.140 millones que estimamos en 2021), entendiendo la reducción progresiva de la cantidad de gasolina subsidiada, que pasa de 42% en 2022 a 25% al cierre de 2022.

Sin embargo, al observar el diferencial de precios con países como Brasil (USD 1,39/lt) o Colombia (USD 0,62/lt con expectativas de seguir aumentando), se abre un nuevo campo de posibilidades de contrabando, así no se tenga acceso a gasolina subsidiada. En este sentido, Brasil parece una buena oportunidad para el contrabando de gasolina desde estados como Bolívar o Amazonas.

Por otro lado, algo que llama la atención es el aumento de estaciones de servicio en Cúcuta, Colombia, en donde se reportan un boom de bombas de gasolina. En 2014, de acuerdo con diversos reportes, 80% de la gasolina de Cúcuta venía del contrabando venezolano, cuando el mercado negro fronterizo estaba en su auge. Sin embargo, con la crisis de combustible venezolana, este escenario cambió y los llamados “pimpineros” parecen haberse formalizado. Esto también se relaciona con la producción de cocaína, que cuenta con la gasolina como un factor intermedio. Es importante comentar que la gasolina en Cúcuta es más barata que en el resto de Colombia (alrededor de USD 0,4/lt) ya que para combatir el contrabando, en los estados fronterizos se le carga menor cantidad de impuestos al combustible.

Sin embargo, en el escenario en el que el flujo de contrabando Venezuela-Colombia vuelva a representar 80% del consumo del Norte de Santander (Cúcuta), puede ser un negocio lucrativo para los actores en control de la gasolina venezolana subsidiada. De acuerdo con el Ministerio de Energía de Colombia, el consumo promedio del Norte de Santander es de 130.000 barriles diarios. De abarcar el 80% del consumo, tendrían que suministrar alrededor de 16,5 millones de litros diarios (unos 103.000 barriles diarios) que, al venderlos a un precio supuesto de USD 0,3/lt (más barato que el precio en Cúcuta), generaría una renta de USD 1.800 millones anuales.

Estas rentas incluso podrían ser más grandes si consideramos precios más altos en Cúcuta y otras zonas de Colombia (USD 0.6/lt en ciudades como Bogotá, Cali o Medellín) o un escenario con un diferencial más grande como el de Brasil (USD 1.39/lt en comparación con USD 0.02 – 0.5 en Venezuela). Es importante aclarar que esto solo sería posible en el escenario en que Venezuela tenga la capacidad productiva para satisfacer el mercado nacional y generar un excedente que le permita cubrir la cuota de otros mercados, escenario que no parece factible en el corto plazo

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