Clap llega a su cuarto aniversario marcado por la corrupción y la improvisación
Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap)pretendían ser un plan temporal, mientras las políticas públicas del gobierno lograban detener la inflación, impulsar la producción nacional, diversificar la economía y generar empleo, condiciones en las que las cajas de alimento distribuidas por el gobierno no fueren necesarias y los recursos se utilizaran en forma transparente. Pero, el balance del funcionamiento del programa lanzado por el gobierno de Nicolás Maduro en mayo de 2016, es negativo. Lejos de cubrir las necesidades nutricionales de los venezolanos, Transparencia Venezuela advierte que este programa se ha convertido en sinónimo corrupción y vulneración de los derechos humanos.
Una de las desviaciones de los Clap es que la mayoría de sus integrantes deben ser afines al partido y la ideología de la revolución socialista. Por ejemplo: Una mujer está integrada por mujeres que se declaran “socialistas y chavistas”, el Frente Francisco de Miranda es una organización fundada por los difuntos comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro, y las llamadas Unidades de Batalla Hugo Chávez (Ubch) están conformadas por militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
Por otra parte, la corrupción de los Clap ha trascendido las fronteras del país, dejando en evidencia la existencia de tramas de corrupción en Colombia y México. Medios reseñaron que el 18 de octubre de 2018, las autoridades mexicanas anunciaron el desmantelamiento de una red de empresas y particulares mexicanos que exportaban alimentos de baja calidad y con sobreprecio al gobierno de Maduro para los Clap.
Programa sin enfoque de DDHH
Una política sin diseño ni planificación como los Clap, no puede cumplir con los componentes del derecho a la alimentación, entendiendo disponibilidad y accesibilidad como el eje central que permite a los ciudadanos satisfacer sus necesidades alimentarias.
Las líneas estratégicas y de propuestas que conforman los Clap no responden a un programa social con enfoque basado en derechos humanos para la atención de los más desfavorecidos. Del mismo modo, la improvisación y falta de diseño, planificación y eficiente ejecución han impedido la transparencia, contraloría y oportuna rendición de cuentas, sin dejar de lado el proselitismo político que incentiva la discriminación de los beneficiarios.
La emergencia humanitaria compleja que padece Venezuela es, en parte, resultado de esa improvisación que acumula planes y acciones sin un orden claro. Los Clap son el último eslabón de una cadena de políticas fracasadas que incluyeron sistema captahuellas, censo familiar, compra de alimentos por terminal de cédula, Tarjeta de Abastecimiento Seguro, creación de los Consejos Populares de Abastecimiento y Producción, reestructuración de la Misión Alimentación, y despliegue de la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro.