Mercedes De Freitas: El Gobierno tiene miles de mecanismos para aprovecharse del sistema electoral
por Ramiro Pellet Lastra
Después de las elecciones regionales con victoria oficialista en Venezuela, de los cuatro meses de protestas, de los 125 muertos, de la suspensión del Mercosur y la condena en cuanto foro internacional existe, ¿todo vuelve a cero? ¿a la vida tal cual era hasta el 1° de abril, cuando estallaron las marchas opositoras, encendidas por la esperanza de cambio y apagadas por la represión, el cansancio y el desánimo?
Tras su año más crítico, el presidente Nicolás Maduro y su régimen vuelven a sentirse fuertes y le están haciendo sentir ese rigor a la oposición. Una fortaleza que padece una población forzada a someterse o irse.
El chavismo logró dar vuelta la protesta popular para transformarla en victoria electoral, dos veces en lo que va del año. Primero para la instauración de la Asamblea Nacional Constituyente, y luego con la adjudicación de 17 de los 23 gobiernos regionales, cuando las encuestas marcaban exactamente lo contrario.
«El régimen asumió el camino del fraude, la violencia, irregularidad, manipulación, ventajismo, corrupción, trampa, extorsión, coacción y chantaje para torcer y desconocer la voluntad de nuestro pueblo», señaló en un comunicado la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en un resumen perfecto del arte de ganar elecciones en que se hizo ducho el chavismo.
La pregunta es qué sigue para Nicolás Maduro y su gobierno después de que hablaron las calles, hablaron las urnas, hablaron los líderes extranjeros, los líderes de la oposición, las organizaciones de derechos humanos, habló la Iglesia Católica.
«La estrategia a largo plazo del chavismo es clara: permanecer a como dé lugar. Ahora bien, las tácticas van cambiando. Esta vez prefirió optar groseramente por el fraude electoral. Son tácticas bien afinadas: diálogos falsos, represión, fraudes electorales, desafueros judiciales. Lo único que hace es calibrarlas según la ocasión», dijo a La Nación el politólogo Jua n Carlos Hidalgo, analista especializado en América latina del Cato Institute.
En el otro rincón, la oposición sigue aturdida por los golpes bajos que una y otra vez le da sin piedad un rival que campea a sus anchas sobre un ring sin reglas ni árbitros. Las tensiones que surgieron ayer en la MUD son la última muestra de que si con las elecciones regionales Maduro buscaba dividir a la oposición, la estrategia salió a la perfección. El gobierno tiene el aparato estatal a su favor, los recursos, las fuerzas de seguridad, los servicios de inteligencia. Pero, aun con la cancha inclinada, son muchos los que cuestionan las divisiones y vacilaciones que agravan todavía más el devenir de la oposición en su intento de avanzar en un campo minado, sin mapa ni orientación, donde el gobierno cambia las minas de lugar y planta otras cuando le conviene.
El diario El Nacional, uno de los escasos medios críticos que sobrevive, bajo acoso, a la mordaza que impuso el chavismo a la prensa, sostuvo en un reciente editorial que el oficialismo «seguirá haciendo trampas y montando emboscadas políticas», pues tiene «clara conciencia de las debilidades de la oposición y de su escasa o nula capacidad de respuesta».
Para Mercedes de Freitas, directora de Transparencia Venezuela, «una parte importante de la oposición sí ha tenido, hasta ahora, una estrategia: avanzar en la vía electoral». Pero el gobierno ha tenido «miles de mecanismos para aprovecharse del sistema». Pase lo que pase, al caer la noche electoral, entonces, siempre festejan los mismos.
Excepción
La excepción fue diciembre de 2015, cuando las elecciones legislativas le dieron un aluvión de votos a la MUD. La oposición pasó a controlar el Parlamento, un hito celebrado por todo lo alto. Pero el chavismo corrigió su error e impidió a lo largo de 2016 que se votara el referéndum revocatorio contra Maduro y las elecciones regionales, programadas para fines del año pasado. Con los mecanismos de control afinados, este año organizó dos elecciones cuando mejor le convino y se anotó dos triunfos.
«Aunque las grandes mayorías quieren salir del gobierno chavista, la oposición no logra construir el camino a través de los procesos electorales. Más bien se debilita y divide», dijo De Freitas a la nacion.
¿Cómo romper los cerrojos chavistas y abrir las puertas del Palacio de Miraflores? Del lado de la oposición, mostrarse más unidos y renovar las estrategias, algo que en este momento parece cada vez lejano. Otros analistas señalan que nada puede alcanzarse sin mucha presión internacional.
¿Hasta qué punto se pueden agravar las cosas en este escenario? «Resulta difícil imaginarse la instauración de una dictadura a la cubana en un país con 31 millones de habitantes -dijo Hidalgo-. Pero el régimen parece estar apelando al agotamiento y la resignación de la población, como ocurrió en su momento en Cuba».
Fuente: www.lanacion.com.ar