En varias ocasiones, el personal de salud del Hospital del Seguro Social, en Mérida, se quita el tapabocas para comunicarse con los asistentes al proceso de vacunación, sin tomar en cuenta el riesgo que implica esta mala práctica
Transparencia Venezuela, 3 de agosto de 2021.- Seis semanas después del registro en el portal del Ministerio de Salud y luego tres mensajes de texto al 74224, recibí la notificación de que sería vacunada el 28 de julio en el Hospital Tulio Carnevali (sede del Instituto Venezolano de Seguros Sociales) de Mérida, debía presentarme a las 8.00 a.m. Al momento del registro en el Ministerio no sentía urgencia porque sabía que no entraba en grupos priorizados por edad, trabajo en el sector salud o enfermedad de base; sin embargo, al pasar las semanas, varios conocidos, amigos y familiares fueron notificados y vacunados sin tampoco ser parte de grupo de priorizados, algunos mucho más jóvenes que yo, mientras que adultos mayores y personal de salud estaban a la espera. También los casos de contagio, gravedad y muerte estaban en el entorno, por lo que la aspiración a que me tocara la suerte de ser seleccionada se hizo más apremiante.
Al llegar a la sede del Hospital a las 6.40 a.m. del día pautado ya había una cola de más de 80 personas sin distanciamiento entre ellas. Sabía por otras experiencias que estaría allí más de cinco horas, así que me había preparado mentalmente para hacerlo. A mi lado estaba Segundo, un hombre de 71 años, quien anunció que le guardaba un puesto a su amigo Amado, que padece parkinson y tiene 72 años, y también había recibido el mensaje. En la cola estaban personas de distintas edades, varios de ellos mayores de 65 años y todos los consultados habían recibido el mensaje el día previo. Después de las 8:00 a.m., una mujer con traje de miliciana pasó por la cola informando que los mayores de 78 años podían adelantarse y así varios pasaron.
Avanzamos muy lentamente. Seis horas más tarde, seguíamos de pie en la cerca de malla ciclón que bordea al Hospital. Ya próximos a la puerta de la cerca llegaban los comentarios de incomodidad porque ingresaban personas sin hacer cola, pero para nosotros era difícil verlo. Al llegar a la puerta entregamos la cédula y mostramos el mensaje de texto con la convocatoria. Luego de que nos ubicaran en el exterior del edificio, confirmamos los rumores, desde allí se podía observar cómo un joven robusto con teléfono en mano, salía con frecuencia hasta la puerta de la cerca a dar ingreso a personas que no estaban en cola, sin cédula ni mensaje, entre ellos trabajadores con camisas de la empresa Cantv y particulares jóvenes, que no aparentaban ninguna urgencia. Mientras tanto mis compañeros de fila, Segundo y Amado, y yo esperábamos ahora sí sentados en un muro, afortunadamente a la sombra del edificio.
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A la una de la tarde nos anuncian que podemos pasar al Hospital a una sala de espera con sillas y nos piden sentarnos. No había manera de guardar distanciamiento alguno, la cantidad de personas y el tamaño del lugar, que no cuenta con ventilación, lo impedían. Dos personas se turnaban para dar instrucciones y cuando lo hacían se quitaban el tapabocas, queriendo hacerse entender en medio de los murmullos de los presentes que impedían que llegaran los mensajes en claridad. Apenas algunos comentarios sobre los cuidados post vacunación, colaborar guardando silencio y estar atento a los llamados por nombre y apellido que ocurrieron en cuatro momentos.
- Llamado para registro manual de datos personales (dirección, edad y teléfono) en el mismo salón.
- Llamado para registro en una computadora de datos (dirección, edad y teléfono) en el mismo salón y en una pequeña oficina adjunta.
- Llamado para vacunación en una pequeña sala contigua al salón.
- Llamado para devolver la cédula y entregar la tarjeta de vacunación dentro del salón.
A la salita de vacunación se entraba de tres en tres, aquí tampoco era posible guardar distanciamiento, el personal de salud procuraba hacer su trabajo con rapidez, así que estando de pie y luego de la recomendación de respirar recibí la vacuna. Me indicaron que era la “Sinopharm Verocell” e inmediatamente me pidieron salir al salón grande a esperar ser llamada por cuarta vez para recibir mi cédula y la tarjeta de vacunación. Volví a un asiento, otro grupo de personas entraba, había murmullos y anuncios sin el tapaboca puesto. Finalmente, recibí el llamado antes de 10 minutos para poder salir a las 2:00pm.
El hospital Tulio Carnevali, además de la sede del IVSS, también es la sede de trabajo de la autoridad única de salud del estado Mérida, doctor Ramón Nieves, por lo que resulta paradójico que, para recibir la vacuna, en palabras de Orwell, “unos son más iguales que otros”, en el área de vacunación se producen aglomeraciones, su personal no hace uso correcto del tapaboca y no se cumplen los protocolos atención a posibles reacciones luego de la vacunación.
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