El Sindicato de Barrancas comenzó a operar como un grupo sindical que defendía a los trabajadores de las empresas básicas de Guayana, en el estado Bolívar, como Ferrominera, Sidor o Porforca y a los de la Alcaldía de Barrancas, en el municipio Sotillo, al sur de Monagas. Conocedores de la materia aseguran que cuando comenzó el declive en estas industrias, el grupo empezó a ejercer el control armado. La organización delictiva tiene más de 10 años operando y está conformada por más de 300 hombres.

El Sindicato de Barrancas operaba de forma silenciosa hasta que en 2016 comenzó a enfrentarse con otra banda liderada por alias “El Piojo”, para quedarse con la ruta del tráfico de droga, combustible, personas y alimentos. En la búsqueda del líder de esta organización mataron de forma muy sanguinaria a sus integrantes y familiares.

Las muertes dieron pie a una guerra entre ambas organizaciones, pero el Sindicato terminó desplazando a la banda “El Piojo”, quien en ese momento controlaba Barrancas del Orinoco. Después de que “El Piojo” fue destronado, el Sindicato se apoderó por completo de su ruta y se estableció en Barrancas del Orinoco, donde impusieron una gobernanza criminal que les permitía ejercer control sobre los ciudadanos.

Barrancas del Orinoco es una zona pesquera y ganadera. Pero para poder trabajar allí, cada productor debe pagar una vacuna al sindicato, relató una investigadora sobre temas de violencia en la región.

La organización se siguió expandiendo y en 2019, después de la muerte del líder de la banda criminal “El Evander”, en un supuesto enfrentamiento con los cuerpos de seguridad, el Sindicato de Barrancas pasó a tomar control del Río Orinoco. Algunos miembros de la banda de “El Evander” se unieron al Sindicato de Barrancas y otros migraron hacia Trinidad y Tobago.